Juan Bolea

 

Juan Bolea es un escritor gaditano nacido en 1959. Estudió Geografía e Historia y desde principios de los 80 ha publicado novelas de intriga, aventuras y thriller psicológico. Está considerado como uno de los grandes exponentes españoles de novela negra y precursor de una renovación de la novela de intriga. Su primer libro se publicó en 1982, El palacio de los jardines oblicuos. A este le han seguido Mulata (1992), El color del Índico (1996), El gobernador (2003), Los hermanos de la costa (2005), La mariposa obsidiana (2006), El mánager (2007), Crímenes para expansión (2007), Un asesino irresistible (2009), Orquídeas negras (2010), La melancolía de los hombres pájaro (2011), Pálido monstruo (2012), El oro de los jíbaros(2013), Parecido a un asesinato (2015) y El Síndrome de Jerusalén(2016).

Cuando no escribe, viaja, urde antologías, proyectos, imparte talleres literarios o dirige eventos culturales como Aragón Negro o Panamá Negro. Recientemente, ha recibido el Premio de las Letras Aragonesas 2018. El detective Florián Falomir debutó con Los viejos seductores siempre mienten (Alrevés, 2018) y siguió con Sangre de liebre (Alrevés, 2020). Ahora nos presenta La noche azul, la tercera entrega de la serie de novela negra protagonizada por Florián Falomir, el inclasificable detective imaginado por Juan Bolea, y en esta ocasión con la colaboración de Patricia Artero.

La baraja de plata

Cuando Florián Falomir descubre el cadáver de una muchacha en una playa de Cádiz, no puede imaginar hasta dónde le conducirá este caso. La muerte de la chica estará relacionada con una baraja de plata dorada que perteneció a los Borbones. Concretamente, a Carlota de Borbón, primogénita de Carlos IV y hermana de Fernando VII. Dándose la circunstancia de que ese valiosísimo juego de naipes se acaba de subastar en una sala de Nueva York, sin que se sepa dónde está ni quién lo ha adquirido. Una trama que se irá complicando a medida que la policía relacione esta muerte con las desapariciones anteriores de otras tres mujeres, y que Falomir se vaya introduciendo en un Cádiz tan hermoso de día como misterioso de noche. Muy inquietante, porque tal vez en la subterránea oscuridad de sus criptas, pozos o túneles acechen antiguos secretos y sombras del pasado, fuerzas a las que acaso sea preferible no despertar?